Thursday, April 20, 2006

RAMON HUMBERTO COLAS: SEÑORITO FELON DE CHARANGA Y PANDERETA

RAMON HUMBERTO COLAS: SEÑORITO FELON DE CHARANGA Y PANDERETA

El pasado 7 de abril los delegados al 30 Congreso de las Juventudes Liberales Europeas (Lymec) resultaron sorprendidos por la imagen de un cubano que leyó ante ellos un discurso, en español, pidiendo apoyo para algo que con vehemencia y salero calificó como “bibliotecas independientes”.

Lo que más impactó a los delegados liberales no fue lo que, en buen cubano, denominamos “la cama” que se les tendió, o la emboscada a donde se les condujo para votar, como rebaño dócil, a favor de un engendro virtual de la más servil contrarrevolución anexionista cubana, existente apenas en las nóminas con que la Oficina de Intereses de los Estados Unidos en La Habana lleva la contabilidad de sus asalariados.

Lo que más impactó a los delegados presentes en la cita de Winterhur, Suiza, repito, no fue que se les obligase a levantar la mano sin conocimiento alguno de causa, ni que nadie les presentara más pruebas que las que brotaban, con sin par galanura, de la boca de aquel cubano en el podio, agitado por la comprensible emoción de quien se está ganado una buena prima con aquella presentación lacrimógena, sin doblar el lomo, claro está.

Lo que más impactó a todos, señoras y señores, damas y caballeros, no fue la cara dura de Ramón Humberto Colas, porque en eso de caradura para mentir sin vergüenza, viniendo de Miami, habiendo trabajado, como lo hizo, en un puestecito de lleva y trae la Fundación Nacional Cubano Americana, y recibiendo, como recibe ahora, una paga generosa de la USAID, una agencia del gobierno de Bush que sirve de pantalla a sus planes de expansión imperial, no hay nada nuevo que agregar, ni motivo alguno de asombro. Lo que dejó a todo el mundo con la boca abierta, a catalanes y suecos, a franceses e ingleses, a rumanos y búlgaros, a ucranianos y suizos fue el español castizo, peninsular, gallego, como diríamos en Cuba, conque este cubano leyó “su discurso” ante el plenario.

Perlas como “vuestra organización”, “vuestras sociedades”, “su ordenador”, “cuán humanos sois”, fueron puestas en la boca de este tunero por un invisible apuntador de hispánica prosapia. Y el conmovedor orador, el cubano vertical, el luchador patriótico incansable no se tomó el trabajo de revisar el texto antes de leerlo, ni siquiera de “cubanizarlo” para hacerlo creíble.

Nada, que el señor Ramón Humberto Colas, además de estafador profesional, reivindicador de bibliotecas inexistentes, poeta arrabalero, inspirado cantor elegíaco de las hazañas de Frank Calzon, terror de las viejitas y las mujeres indefensas, no cesa de asombrar al mundo con sus metamorfosis: ahora se ha convertido, ante los ojos de los delegados a Lymec, en un señorito castizo de Valladolid, capaz de matar de envidia, por su depurado y ejemplar uso del idioma, a Menéndez y Pelayo.

Pero la cosa no para ahí. En “su” discurso, Colas “denunció” los supuestos “crímenes intelectuales” de la Revolución Cubana. Parar ello, con no menos salero, se explayó en argumentos rocambolescos que merecen figurar como aportes criollos al mentidero gitano.

No escapa a cualquier cubano medianamente informado el diámetro de estas otras perlas “es-colásticas”, que las hacen tan difícil de tragar, y que no me resisto a citar: resulta que los que vivimos en la Isla nos acabamos de enterar, gracias a este patriota transformista, que:

- Cuba, país que vende a su población los libros más baratos del mundo, que no tiene analfabetos, y sus estudiantes reciben de manera gratuita, desde el preescolar a la universidad, los textos necesarios para estudiar,… tiene un gobierno “que considera a los libros un enemigo poderoso”. Debemos preguntarnos, ante semejante caso de masoquismo rebelde: ¿Qué obliga al gobierno cubano a publicar tantos libros, a fundar y mantener tantas bibliotecas, si considera a los libros como un peligroso enemigo, y con qué secretas intenciones organiza ferias del libro multitudinarias, por todo el país?

- En Cuba, país de lectores y con un pueblo culto, reconocido no sólo por organismos internacionales, como la UNESCO y la UNICEF, sino hasta por los enemigos de la Revolución, “la población recibe sugerencias del gobierno para que disfruten de autores comprometidos con el modelo político”, y se leS “obliga a desconocer a los autores más genuinos del Tercer Mundo, Asia o África [sic.]” cuando estos “critican la sociedad cubana”. Como estamos tan desinformados, debemos preguntarnos, ¿cuáles son esos autores esenciales que no se publican en Cuba? ¿Existe algún país que haya traducido y publicado más autores del Tercer Mundo que Cuba?

- En Cuba, -y no nos habíamos enterado los que vivimos acá, ¡mire Usted!-, es peligroso “distribuir bibliografía” [sic.] que verse sobre “democracia, globalización, periodismo, política, economía de mercado o el Islam”, no importa si sobre todos estos temas se publica y se venden abundantes libros en el país, se les encuentra por montones en las bibliotecas públicas o personales, y hasta el Miami Herald acaba de publicar un alarmado artículo acerca de la existencia de una pequeña comunidad de musulmanes cubanos.

- En Cuba, -mire Usted que estábamos corriendo peligros y ni lo sabíamos-, “se puede ser encarcelado, por prestar libros a su vecino, de Karl Marx, Federico Engels, Ernesto Guevara o Mao”, no importa si, en ese mismo “discurso”, tan revelador, el señor Colas acusaba a la Revolución de ser “una dictadura marxista de corte estalinista”, dejando en el aire la pregunta de los $64 mil pesos: A fin de cuentas, ¿cuáles son lo libros que debería promover una dictadura estalinista?.

- En Cuba, -y es bueno saberlo para asustar a los vecinos que no nos dejan vivir con la música más alta de lo conveniente-, se condena a la gente por tener en sus casa “antenas parabólicas o DVD”.

- En Cuba, -recién nos enteramos-, y no importa que lo puedas hallar en las bibliotecas, que se estudien en las universidades y se le cite frecuentemente en el mundo académico y en la prensa, aunque sea para criticarlos, no se puede hablar de “los filósofos liberales como Hayek, Friedman, Bastiat, Popper o Rand”, y “tampoco de George Orwell”. Si antes nos habíamos enterado de que no se puede leer a Marx y a Engels, entonces exigimos se nos diga qué nos queda para leer. A lo mejor no nos hemos percatado, por ejemplo, que los cuatro millones de volúmenes que atesora la Biblioteca Nacional y los más de 9 que atesoran las bibliotecas públicas son copias de un mismo libro que es el único autorizado a ser leído en la Isla. Pero, ¿cuál sería ese libro?

- En Cuba, nos revela el señorito Colas, está prohibido “acceder a Internet o tener teléfono móvil”, aunque cualquier visitante que llegue al país requiera nada más que tener dos ojos en la cara para observar la enorme cantidad de ciudadanos del país que anda por las calles con el móvil en la cintura o en la mano. En cuanto a lo de Internet, es un chiste viejo: probablemente sean cientos de miles de cubanos quienes naveguen a diario, por medios de todo tipo, en las instituciones bibliotecarias, sociales y universitarias. Y eso, aunque no lo diga el señorito Colas, a pesar de que el gobierno para el que trabaja con ejemplar disciplina, impide que Cuba se conecte a los cables submarinos de fibra óptica.

- En Cuba existen personas que se encargan de “censurar y quemar libros”, aunque en todos estos años de feroz campaña contra Cuba no hayan podido presentar los señoritos como Colas, una sola prueba, una simple lista, un solo nombre de censor o incinerador de libros, lo cual sí podrían hacer, por ejemplo, de leerse el libro de Fernando Báez titulado “La destrucción del patrimonio cultural de Irak” (Ediciones Alfadil. Caracas 2005), con prólogo de Noam Chomsky.

- En Cuba “se decomisan libros de Martin Luther King, Mahatma Gandhi y el Papa Juan Pablo II”, lo cual suena raro en un país visitado abierta y públicamente por aquel Papa, donde existe un centro cultural encargado de promover el legado de Luther King, frecuentemente visitado por ciudadanos norteamericanos, y Ghandi es una de las figuras más respetadas por los cubanos y más reflejada en la prensa, cuando se habla de la India.

Y para concluir esta lluvia de perlas inolvidables, una supuesta cita del presidente sueco de los jóvenes liberales suecos, sin duda electrizante y de una profundidad filosófica inconmensurable, que por su extrema complejidad nos recuerda los pregones de los vendedores ambulantes de maní: “Si tienen democracia y libertad, expórtenla”. Sería, sin duda alguna, una cita perfecta, si no tuviésemos a la vista las imágenes sangrientas de los resultados de “exportar democracia y libertad” a Irak y Afganistán.

En fin, que con una peineta en el cabello, enfundado en un traje andaluz de lunares, y taconeando sobre el tablao de Winterhurt, nos ha llegado la imagen de este Ramón Humberto Colas, señorito cañí, ahora de verbo atildado y peninsular, regando las mismas mentiras de siempre,… ¡porque, joder, de algo hay que vivir!

Sería hasta gracioso, si no fuera porque no olvidamos la definición de Antonio Machado, apostrofando al señoritismo español, nido de todas las bajezas criminales, y de un franquismo cobarde y abusador con los pobres y desvalidos, de mano ligera con los infelices, y portador del talante chulesco de los zánganos a la sombra:

“El señoritismo es una manera muy española de no ser hombre.”

Parece que de algunos nacidos en Cuba también.

Angel de la Guardia.

Estrenando blog

Bueno, pues aqui me tienen... creando este espacio donde podre contarles sobre mi país, sobre mi, sobre lo humano y lo divino (más sobre lo humano que sobre lo divino, ciertamentente!!)

Espero que podamos compartir, que me ayuden pues me estreno en estas lides!!

Un abrazo cordial y solidario desde Cuba

Rosa